Además de información legal sobre convenios de divorcio “normales” y respuestas a dudas básicas sobre el divorcio (qué pasa si me casé en el Edomex, si me casé por separación de bienes, etc), hace mucha falta una “guía de la decencia” que explique que:
más allá del tema de si las mujeres ganan menos que los hombres por culpa del sexismo o el patriarcado, a las mujeres que son madres además de las muchas tareas que suelen tocarles en el hogar les tocan otras cargas biológicas: los meses antes y después del parto pueden tener menor nivel de energía, interrumpir hasta en un 80% sus tareas del trabajo y luego regresar a trabajar, cuando eso ocurre.
El psicoanálisis dice que es importante que los bebés estén pegados a la mamá los primeros uno, dos años, porque todavía no tienen conciencia de estar separados de su madre. Durante ese tiempo y conforme el niño va creando su identidad, la mamá juega el papel más importante. El papá es básicamente un facilitador, y en la medida en que permita que se dé la relación suficientemente intensa entre madre e hijo durante los primeros años, se desarrollarán mejor sus hijos. Conforme pasan los años los papás se vuelven un modelo de comportamiento, una figura masculina, etc, pero al principio su papel principal es permitir la relación hijo-madre.
El tiempo que las mujeres invierten en esta crianza temprana de los hijos (y también la posterior) funciona en su contra en cuanto al desarrollo profesional. Quizá a algunas mujeres no les importa gran cosa, incluso es lo esperado en algunos niveles de la sociedad. Mientras el binomio esposa-esposo exista y se unan siempre fuerzas para que la mujer también pueda desarrollarse profesionalmente apoyada por su pareja y pueda dedicar suficiente tiempo a los hijos, se producirá bienestar en la familia y también mejores humanos, porque no es lo mismo que te contenga y quiera tu mamá a que lo haga una educadora en una guardería. La mamá es siempre la mamá y no hay sustituto cabal.
Sin embargo, si el lazo matrimonial se deshace porque cualquiera o ambos deciden ya no estar juntos, se produce una desigualdad automática. El hombre nunca tuvo una interrupción real de su desarrollo profesional y la mujer sí. Ella tuvo menos proyectos a largo plazo, se capacitó menos, ganó menos, desarrolló menos su potencial, y eso produce una desigualdad que es independiente de quién decidió separarse o incluso qué es lo justo legal o moralmente. Lo justo es que el que tiene las riendas de lo económico, si es el hombre, sepa que la mujer se va a quedar en una posición de desequilibrio y desigualdad con respecto a él. Esto, repito, no ocurre siempre pero sí es lo más común, y ahí es donde entra esto de la decencia.
Los hombres generalmente deciden que porque la señora fue la que quiso separarse o porque “ya es hora de que sea productiva” o porque no tiene por qué o por lo que me digas, no solamente la dañan a ella al limitarla o amarrarla económicamente, sino también dañan la relación que ella puede tener con los hijos, y también a los hijos, porque tienen entonces una madre que está más ocupada, más angustiada, con menos tiempo, y esto por supuesto produce estrés e infelicidad en ellos. Esto también le rebota al padre, porque uno siempre quisiera creer que un padre está interesado en que sus hijos estén lo mejor posible, que sufran lo menos posible las consecuencias del divorcio, y que en la medida en que ellos pongan la parte financiera y económica, además del modelado, fortaleza, amor y otras cosas propias de los padres, ayudarán a que sus hijos se desarrollen mejor. Así como la madre pone, adicionalmente a su trabajo y quizás su parte económica también la contención, seguridad y cariño, el padre tiene que poner el soporte para que los hijos se desarrollen de la mejor manera.
Esta es la clave, me parece, de un protocolo básico de decencia en la que los hombres tienen que saber que las propiedades y bienes que se hayan adquirido, construido o creado son de los dos, aunque ellos hayan puesto el 100% del trabajo y el capital, porque la otra parte, la no remunerada que ejerció la madre cuidando a los hijos y la casa, siempre tiene también un valor y para simplificar, la ley dice que ese esfuerzo vale el 50% del total.
Cada caso es distinto pero debe haber una garantía o acuerdo moral básico de decencia donde el hombre sepa que le toca seguir manteniendo a los hijos, seguir manteniendo el hogar que fue el conyugal para darle un mejor lugar a todos, incluso a la persona que procreó con él a sus hijos, y que incluso si esa persona hizo algo malvado y terrible (y siempre hay matices, no estamos hablando de asesinas seriales), en esos caso vale la pena que el hombre se dé cuenta de que es responsable durante todo el tiempo que los hijos sean dependientes de él. Puede ser hasta los 18 años cuando sean adultos, cuando tengan 21, o hasta los 24 cuando terminen la carrera, no sé, eso se decide. Pero de los 0 a los 18 definitivamente el hombre debe saber que el papel le corresponde y que si quiere ser un buen padre tiene que cumplir con eso e incluso ser un buen ex-esposo.
Para ser un buen padre, hay que ser un buen ex-esposo.
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