Hace unos días empecé a redactar un post sobre Mark Russinovich, el genio detrás deSysinternals, empresa que se dedica desde hace muchos años a investigar las tripas de Windows (recuerdo haber bajado software de su sitio cuando acababa de salir Windows 95!). Quería hacer una semblanza de su historial y declararme su eterno admirador. Pero ahora Mark está en el centro de un escándalo descubierto por él mismo. En su blog el 1o de noviembre relata cómo descubrió con sorpresa (¡imaginen cuánto cuidado tendrá él con las cosas que instala en su máquina!) que era víctima de un rootkit, tipo de software que se esconde de básicamente todas las herramientas normales de Windows: el Explorer, el Task Manager,.. ¿razones válidas para este comportamiento? Mmhhh… no se me ocurren. Como diría la abuela de Andrea, ”lo que está limpio, ni jabón ocupa”. Sus descubrimientos lo dejaron anonadado: para empezar, el rootkit se instalaba al ejecutar un determinado CD de Sony (de un grupo llamado Van Sant); luego, se escondía del usuario y enviaba datos a Sony cada determinado tiempo. Sony clamaba que el programa nunca se “comunicaba a casa”, pero cuando se comprobó que sí, argumentó ¡que de todos modos no estaba dándole ningún uso a esos datos! Desde el Honorable Congreso de la Unión se escucharon los “boooo…” ¡Mala fortuna para Sony, que sus sucias tretas se hubieran ejecutado contra un experto de la talla de Russinovich! Verdaderamente, el cazador cazado… De ahí en adelante, ha sido una historia de escándalo que haría babear a Britney o Jessica Simpson: poco a poco se descubren nuevos CDs con la supuesta “protección contra copia”, se crea una pesadilla de Relaciones Públicas para Sony, quien lanza un desinstalador que al poco tiempo se descubre que no sólo no desinstala correctamente el rootkit, sino que aparte deja vulnerable al sistema donde se aplica, se crea una demanda gigantesca contra Sony, se descubre que están utilizando software de código abierto que por lo tanto los obligaría no sólo a notificar de la existencia del software, sino también publicar el código fuente,.. para agregar ofensa al insulto, al analizar el EULA(licencia de uso) de estos CDs pide cosas tan absurdas como
Un poco más y te pedían derecho de pernada. ¿Qué es esto? Para mayor detalle, hay un resumen de eventos en BoingBoing. Lo peor de todo este asunto es que, en todo momento, Sony se ha comportado como el malvado caporal de cualquier telenovela latinoamericana: hace trampas, no lo reconoce cuando lo descubren, si arregla sus faltas lo hace a medias y de mala gana, trata a sus cuasi-esclavos como seres inferiores,.. Tal parece que para los señores de Sony todos somos rateros en potencia (por cierto, un policía patán me detuvo hoy, y al exigirme que le mostrara la tarjeta de circulación, me decía “es que, ¿cómo sé que el coche no es robado?” Debí preguntarle, “trabaja usted en Sony?”); somos rateros en potencia, decía, o pequeños animalillos incapaces de resistir a la tentación de hacer cosas indebidas con sus pertenencias. Y merece un capítulo aparte el cómo tratan las disqueras a sus artistas… Quisiera emitir una opinión conclusiva, pero no quiero rebasar el límite de 10,000 palabras de un artículo en La Coctelera… :-) Para mí, el trasfondo de todo esto es que las disqueras están peleando una guerra civil echando bombas atómicas. Y cada vez encuentro menos justificaciones para dejar de bajar música de sitios P2P. Pero ¡ay! ese es un tema que requiere mucha más saliva de la que me queda, por hoy. Por lo pronto, el colofón de esta historia es que, de ahora en adelante, me fijaré mejor en qué disquera publica un CD en particular, y si es Sony, me la pensaré dos veces…
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